Abraham, el padre de todos los creyentes diezmó, y lo hizo bajo un pacto que Cristo vino a confirmar (Daniel 9:27) y al cual Jesús mismo le llamó el NUEVO pacto (Mateo 26:28). Lea Lucas 1:72 y 73. Allí dice que Jesús vino a cumplir el pacto hecho con Abraham, y Jesús le llamó a ese pacto, como ya mencioné, el NUEVO pacto. El pacto antiguo es del Sinaí (Gálatas 4:24), pero Abraham diezmó unos 430 años antes de ese pacto (Gálatas 3:17), por tanto, el NUEVO pacto estaba vigente en tiempos de Abraham, que es el mismo pacto en el cual estamos hoy. Este nuevo pacto, o segundo pacto como se le conoce también, aparece antes del primer pacto, ¿por qué? Porque es el pacto eterno (Hebreos 13:20). Si Abraham diezmó bajo ese pacto, nosotros que hacemos las obras de Abraham conforme al mandato de Cristo, también diezmamos para el avance de la obra de Dios (Juan 8:39).
Cuando se dice que "no se debe hacer" la ley de Dios, o cumplir la Ley como usted lo señala, es guardar la Ley con el fin de salvarse, es decir, buscando ganar la salvación con eso. Para eso no porque para ese tenemos a Cristo. Pero por otra parte, la ley sigue siendo la Ley, y se debe guardar simplemente porque es justa, santa y buena (Romanos 7:12).