Carlos Coriolano Amador fue testigo de la mayor parte de las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales que experimentó la región antioqueña durante la segunda mitad del siglo XIX. Pero también fue protagonista de primer orden de estos cambios: propuso innovaciones tecnológicas en la minería de oro y plata a través de su sociedad de El Zancudo; promovió la construcción de vías carreteables y puentes en los difíciles caminos del departamento; gestó la construcción del Ferrocarril de Antioquia; aportó de manera significativa a la expansión comercial de Medellín y aceleró el desarrollo urbanístico de la ciudad, particularmente en todo el sector que hoy conocemos como Guayaquil. Fue uno de los hombres más ricos del país y dejó huella también en nuestra historia por sus extravagancias, su derroche, sus lujos y sus viajes al exterior, actitudes propias quizás de su ancestro costeño y de su mentalidad universal. Una de esas extravagancias fue traer el primer automóvil a Medellín.
24 июн 2009