CASTROJERIZ, EL CORAZÓN DEL CAMINO
Te veo avanzar caminante, fiel al trazado dispuesto vas llegando a tu Centro.
En una curva de la senda te recibe el mágico monasterio de San Antón, hospital fundado en el siglo XII donde curaban al peregrino del mal de fuego con pan de trigo de esta tierra. Estos arcos que atraviesas son el umbral al Corazón de tu ruta.
Bienvenido a Castrojeriz: El inicio de un camino dentro del Camino.
Sobre el cerro, la silueta del Castillo es emblema y testigo de los cambios.
Aquí se remonta mi historia hasta la Edad del Bronce.
He sido pueblo de dominio romano y visigodo, y desde siempre soy un cruce de calzadas.
Mi origen y mi presente están íntimamente unidos al Camino de Santiago, crisol de personas venidas de todo el mundo, seña de identidad.
El camino te conduce hasta el barrio de Santa María del Manzano donde se alza la figura de la Colegiata: su arranque es románico, pero su estilo dominante es el gótico del siglo XIII, como lo es su elegante y dulce Virgen del Manzano, patrona de Castrojeriz, tan admirada que hasta el rey Sabio le dedicó cinco cantigas.
La iglesia guarda en su retablo mayor del siglo XVIII, bellas obras del pintor Rafael Mengs. Su museo de arte sacro expone imaginería medieval castellana, pintura flamenca, italiana y española de buen género, colecciones de orfebrería, marfiles y documentos.
El rosetón con vidrieras alemanas se enciende aún más con la luz de la tarde.
Sí. ¡Has llegado!
Desde aquí la ruta que sigues cruzará la villa durante más de dos kilómetros, de Este a Oeste.
La travesía más larga de toda la ruta jacobea es mi calle Real: certera, reluciente, llena de acontecimientos. Así va haciendo Castrojeriz el camino en tu corazón, meridiano de tu viaje, a ritmo de tus pasos.
¡Ven!
La primera iglesia dentro del casco antiguo casco amurallado se dedica a Santo Domingo de Guzmán. El edificio actual es obra de los siglos XVI y XVII.
Ahora es centro de interpretación y escuela de peregrinos: en sus bóvedas se cuenta una historia de luz sobre las gentes que hacéis el Camino, alumbrando la búsqueda del sentido de tus pasos, conectando el pasado con nuestro futuro.
Te estamos esperando.
Atravesando el interior de la senda que has escogido se abren otros caminos.
Entrar también es salir de la ruta establecida.
Asómate a mis calles medievales en la falda del cerro. Entra en los balcones y contempla el mundo desde aquí. Come, reza, escucha, descansa.
Sube hasta el Castillo.
Baja como el agua cuando llueve por callejuelas empedradas, hasta las puertas de la villa y sal: a los campos, al convento de Santa Clara…
Mírate desde fuera.
Camina Castrojeriz. Vuelve al barrio de pastores, a la Puerta del Monte, a las murallas, entra en el Arco de la Sardina…
Quédate.
Siente el Corazón del Camino.
Acércate hasta mi plaza Mayor porticada que evoca la celebración de antiguos mercados. Cuando llegas te acoge, porque somos lugar de encuentro. Forjados en nuestra tradición hospitalaria, Castrojeriz cuida, celebra, comparte…
Hoy somos una villa pacífica, plagada de historia, pero también de actualidad, emprendimiento y cultura. Festiva, alegre, multicolor… Una comunidad que construye futuro.
Encuéntranos.
Después el Camino continúa para ti, visitante, hasta el barrio y la iglesia de San Juan. Esta es nuestra iglesia, la de los castreños y castreñas, especial y distinta en todos sus ángulos. Por fuera domina la torre del siglo XIII, con su aire de fortaleza, sobria y compacta.
Entrando al templo, se eleva el silencio.
Tu paso se abre entre los pilares, bajo las estrellas finas de sus bóvedas, a los sentidos, a la contemplación, a las preguntas de nuestra historia.
Este interior gótico, tipo salón del siglo XVI, alberga otros tesoros nobles como la capilla de los López Gallo, con su retablo flamenco, o la colección de tapices dedicados a las artes liberales, tejidos en los talleres de Brujas, con temas como la música, la gramática, matemáticas, astronomía y filosofía.
Pero San Juan atesora otra joya más: el claustro del templo original del siglo XIII, con su bello artesonado mudéjar, contiene la quietud y el sosiego para hallar tu silencio.
Retumba el corazón, así es.
Más tarde el Camino deja de ser calle y se abre de nuevo hacia la inmensidad de la meseta, con un cielo continuo sobre ti.
El puente Medieval de Bárcena sobre el río Odra tenía doce ojos en su antiguo cauce. Hoy cruzas la vega y sus cañizos quizás, con cantos alegres de pájaros, flores o el vuelo de un aguilucho.
Por fin asumes el ascenso al páramo de Mostelares: una cuesta llena de vida que se detalla cuando te acercas.
Adviertes en el esfuerzo el empuje de tu latido.
Arriba te encuentran la altura del viento y la mirada en libertad. Entonces, echas la vista atrás, por supuesto. Y descubres. Comprendes, que algo nos ha sucedido.
¿No es eso lo que andas buscando, corazón?
¡¡Buen Camino!!
Guion: Sara de Juan Villaverde, Alfredo Bezos, Javier Abril
7 июл 2023
