Durante mucho tiempo olvidada, la tradición de los cucurrumachos volvió a las calles de la Navalosa, en Ávila, en el día grande de sus carnavales. En la tarde del domingo los lugareños salen ataviados con máscaras de madera, pelo, crines, cornamentas, mantas de vivos colores y una gran colección de estruendosos cencerros atados a la cintura.
La fiesta se lleva a cabo en la plaza, en torno al mayo sobre el que se forman tres corros que giran mientras se dan lectura a las ofrendas: el más interior está formado por los quintos como protagonistas del rito de transición a la vida adulta; el segundo integrado por las serranas y madres con cuyo círculo representan la protección al adolescente que se inicia en la vida adulta mientras que en el tercero estarían los cucurrumachos, que encarnan los peligros para el ciclo agrario y ganadero.
Sobre su origen todo son especulaciones. Para unos es una tradición celta, otros lo ven como una fiesta de exaltación ganadera y son unos cuantos quienes ven grandes similitudes con los pasacalles del entroido gallego.
Así lo hemos visto en Rutas y Leyendas.
23 сен 2024