Queridos amigos de este rinconcito del RU-vid, dedicado al flamenco y la mayoría de las veces a vídeos inéditos del Miguel Vega de La Cruz, El Niño Miguel, por ser para mí una de las mayores guitarras de la historia del flamenco, y al mismo tiempo, tan poco reconocidas, que llegó a deambular por las calles de Huelva a cambio de algo. Hoy cumpliría 71 años de no haber fallecido el 23 de mayo del 2013. Por fortuna conviví con él durante sus casi tres últimos años, cuando tomé estos vídeos, filmado mi hijo, que por entonces tenía 11-12 año, con intención de iniciarlo en la sonanta, algo que afortunadamente dio fruto años más tarde. Durante diez años he guardado estos vídeos que he subido al RU-vid como oro en paño, por el cariño que le tenía a este genio irrepetible que nos dio Huelva a mediados del pasado siglo. En este año 2023, se va a cumplir una década de su fallecimiento, y he creído, con perdón de su familiares, su hijo Ángel Vega, su esposa María de Los Santos Fernández, rendirle un homenaje compartiendo este humilde material que filmó el benjamín de mi casa, mi hijo José Manuel, y lo hice para que cuando fuese más mayor observara la genialidad y la humildad de uno de los guitarristas flamencos mejores de todos los tiempos, cuando digo genialidad y humildad me reitero, porque la segunda cualidad siempre es inherente a los genios, estos son siempre humildes, el que se pavonea de tocar bien, pocos rasgos de genio tiene en su personalidad. Lo hago en un acto sin ningún ánimo de lucro, sino sencillamente para dar a conocer al mundo la grandeza del padre de esa familia. Me quedan muy pocos por mostrar, por no considerarlos propicios para exponerlos en público por razones obvias. Les anticipo que sólo guardo ya uno, con intención de mostrarlo en el aniversario de su deceso.
Para escuchar bien al Niño Miguel, sólo tienen que ver los vídeos de la década de los 70 que están varios canales diferentes a éste. Sólo tienen que ver el Vals flamenco de 1975 en el programa de Fernando Quiñones, donde apenas habla y sin embargo su mano es una varita mágica o una lámpara de Aladino de donde sale lo más hermoso para gozo de los oídos del aficionado y profesional de la guitarra, en cualquiera de sus líneas. En el fandango de Huelva, era el mejor de todos, sin excepciones, sus falsetas inéditas denotan que probablemente, antes de debutar su terrible enfermedad, nos hubiera regalado otra pieza similar a “Brisas de Huelva”, de su primer disco, pero Dios no lo quiso así. Sin embargo, por bulerías, tampoco se quedaba detrás de nadie, y para muestra el vídeo que se muestra en el siguiente enlace: • Niño Miguel - bulerias donde la velocidad al puro compás y el alarde de virtuosismo en los picados son la mejor muestra de su habilidad. En una ocasión, estando en el salón de mi casa viendo un recital de Paco de Lucía, cuando Miguel observó los movimientos de la mano izquierda por el diapasón del maestro de Algeciras, exclamó en su escuálido leguaje: “El tío va libre, eso se llama ir libre” sin embargo, no es esta cualidad la más característica del guitarrista onubense, no le hacía falta esa pericia y habilidad para mostrar su esencia, porque en la guitarra, en la música en general, y yo diría que en todos los ámbitos de la vida, existe la línea del ensayo, limpieza, y virtuosismo, cualidades que se adquieren con el trabajo permanente, pero lo más importante, y eso no se obtiene con miles de horas de estudio, porque con eso hay que nacer, es el duende, es el mito telúrico y misterioso que nace y muere con la persona, estudie o no estudie, ensaye o no, y ésa era precisamente la gran cualidad del Niño Miguel.
Los últimos años de su vida los pasó en una residencia de ancianos, recuperado de su enfermedad oncológica que dio al traste con su vida, y de su deambular por las calles de su ciudad de Huelva tocando incluso con tres y hasta con dos cuerdas, porque él afinaba la guitarra de modo que compensaba la escasez de recursos con sus dotes naturales de armonía.
Ya en su declive, lo acompañó un amado maestro de la guitarra flamenca, también muy bueno, cuyo nombre me reservo, porque cuando publiqué un artículo en el comparaba los senderos del toque de ambos, fui escarnecido en las redes sociales, por personas afines al otro maestro, al que aprecio de verdad, y para el que deseo lo mejor, a decir verdad, le deseo un apogeo muy superior al que tuvo el desaparecido Niño Miguel.
No todo fue felicidad durante aquellos tres años que conviví con él, pues una señora que dirigía la institución me prohibió sacarlo de aquel enorme edificio, bajo la excusa de que estaba bajo tutela judicial por trastorno de conducta. Sin embargo, todo terminó de forma feliz, excepto el desdichado fallecimiento del músico, cuando apenas sobrepasaba los 60 años.
Francisco Cuaresma
11 сен 2024
