Antes de que el profeta se meta con el bolsillo, "Ustedes le han robado a Dios", primero trabaja el corazón: "Ustedes no aman a Dios". Pues, donde esten nuestros afectos y amores (corazón), ahí tambien estará nuestro tesoro e inversiones (bolsillo). Y, el diablo, dijo el papá Francisco, entra a la vida del creyente por el bolsillo.
Generalmente, según mi experiencia, quien discute que "estos son asuntos de la ley", lo hace, no para superarla, sino para entrar en ese detallismo "farisaico" que cuela el mosquito (da minimamente el diezmo), pero se traga el Camello (no es generoso mostrando asi su avaricia).
5 сен 2024