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Jose Legrá, el millonario campeón CUBANO de boxeo que hoy vive en una residencia gracias a la generosidad de viejos amigos
El boxeo me proporcionó también grandes satisfacciones... sexuales", alardeaba el púgil.
En una España aislada por la dictadura, donde el deporte nacional era ver fútbol en los bares, Legrá, con su icónica frase "¡soy el mejor!" ascendió al pináculo de la fama. Tras sus triunfos, fue recibido en audiencia especial por Franco, que le regaló un piso en el madrileño barrio de San Blas, e incluso protagonizó en 1970 una película, Cuadrilátero, dirigida por Eloy de la Iglesia, con la espectacular vedette argentina Rosanna Yanni que, dicen, fue una de sus múltiples conquistas.
José Adolfo Legrá Ultría nació en la ciudad cubana de Baracoa en una familia muy pobre de siete hermanos y de niño, para poder comer, malvivía como limpiabotas, vendiendo periódicos por las calles, o divirtiendo a los turistas, que le lanzaban monedas al mar y él se tiraba al agua saliendo con un puñado entre sus manos. En la Cuba de Batista, el boxeo, además de un deporte muy popular, era un recurso para escapar de la miseria, así que Legrá decidió probar suerte y tras su debut en 1958, sus excelentes cualidades le llevaron a destacar en combates en La Habana, Miami y México.
Pero tras la revolución de Castro que prohibió el boxeo profesional en la isla, decidió emigrar a España, donde llegó en 1963 con lo puesto acompañado de su madre, Soledad, y su hermana Nancy. La suerte le sonreiría al fijarse en él su compatriota, el mítico púgil Kid Tunero, que ejercía como entrenador, además del doctor Vicente Gil, presidente de la federación española de boxeo y médico personal del Caudillo, que fue otro de sus mentores. Con un palmarés asombroso, pues de los 150 combates que disputó ganó 135 perdiendo solo 11, tras lograr la nacionalidad española, se convirtió en 1967 en campeón de Europa de los pesos plumas al noquear en tres asaltos al francés Yves Desmarets. El combate, que fue televisado, levantó tal expectación que asistieron El Cordobés, el actor Tony Leblanc y Perico Chicote. Aunque el zenit de su gloria llegaría al año siguiente, al convertirse en campeón del mundo tras derrotar el 14 de julio de 1968 por KO técnico en solo cinco asaltos al galés Howard Winstone en su propio feudo
Legrá era ya una leyenda pues a sus cualidades en el ring unía una personalidad singular, mezcla de fanfarronería, incontenible verborrea y simpatía arrolladora. Aseguran que llegó a amasar una fortuna de 400 millones de pesetas, que se esfumó en parte por su generosidad con las mujeres que pasaban por su lecho, a las que obsequiaba con relojes, pieles y perfumes caros. Pero sobre todo, por confiar en oportunistas que le embarcaron en ruinosos negocios, entre ellos un socio con el que montó una empresa de calzado deportivo que llevaba como gancho publicitario el nombre del boxeador.
Poco duró su gloria, porque 1973, tras perder por KO frente al nicaragüense Alexis Arguello, decidió colgar los guantes con 30 años iniciando una decadencia de la que no fue consciente; en su fantasía aseguraba que no le preocupaba el futuro, pues tenía "negocios y mucho dinero"
Llegaron los embargos, la ruina y, lo peor, el olvido, en un personaje al que tan feliz hacía la fama que siempre llevaba en el bolsillo un taco de fotos para dedicar a quien se acercaba. Las nuevas generaciones olvidaron el nombre de Legrá, muy pocos le pedían autógrafos y ni siquiera le reconocían en el autobús. "Cuando estás abajo ya nadie se acuerda de ti", confesaría.
Su último combate, del que probablemente no fue del todo consciente, lo libró en 2020 contra el covid, que le llevó a ser ingresado de gravedad con 78 años en el hospital Gómez Ulla de Madrid, y contra pronóstico, logró superar.
17 ноя 2023
