Publiqué este vídeo ya hace algunos meses en Facebook. Ahora lo he ampliado un poco. Algunas de las imágenes tienen muy baja calidad, pero como suele decirse, eso queda ampliamente compensado por su "valor documental". Tarde o temprano, terminaré haciendo una película de mi vida con Louka y tengo muy poco material de los primeros años. Aquí he incluido las pocos imágenes de Louka, como un pequeño cachorro. A mí me arrancan una sonrisa. Es algo que nos pasa a todos, supongo, cuando vemos viejas fotos de nuestros COMPINCHES.
Louka estaba en manos de un tipo que lo dejó durante las primeras semanas de vida en un agujero oscuro, completamente solo, sin socializar con ningún perro. Le daba la comida con un biberón y le separó de su madre, así que cuando llegó a nosotros, era un perro aterrorizado y lleno de traumas...
Es un hecho también que los Spaniel tienen un déficit congénito de serotonina, lo que explica que encabecen la tasa de agresión, por encima de esos perros que antes se llamaban PPP, perros potencialmente peligrosos. También explica que su conducta pueda ser errática, su déficit de atención o su hiperactividad. Es algo fisiológico. Algunos veterinarios han experimentado administrándoles cantidades caninas de fluoxetina, que es el principio activo del Prozac, un antidepresivo popular. Creo que ahora hay nuevas generaciones de fármacos. Yo elegí el camino de cero química. Mentiría si dijera que fue fácil. En cierta manera, vivir con LOUKA ha determinado mi vida. He convivido con muchos perros pero este es especial porque irrumpió en mi vida cuando murió mi padre y también, porque el hecho de que sea problemático me saca posiblemente de dentro mi parte más protectora. También creo que eso es humano y comprensible: ponernos del lado de los más vulnerables. Tengo muy claro que no podría sobrevivir sin mí... porque soy yo quien le conoce y ha tratado a lo largo de los años y soy yo también quien puede perdonarle siempre por conductas de las que no le hago responsable.
Hay al menos dos personas en mi entorno que han sacrificado a sus Spaniel por problemas semejantes. Es obvio que es preciso construir unas circunstancias personales muy especiales para lidiar con algo así. Como os podéis imaginar, me enviaron diez millones de soluciones mágicas. Os puedo asegurar que no existen las soluciones mágicas. Eso vale para los perros y para los humanos, siempre que hablemos de problemas muy graves de conducta, en este caso, consecuencia de cierta predisposición biológica y de un entorno adverso.
Cuando se hizo adulto, vinieron más problemas y en varias ocasiones, me sugirieron sacrificarlo. Pasó por educadores, etólogos y hasta por chamanes... Como tenía bien claro que ese pequeño animal iba a tener una vida feliz si de mi dependía, elaboré varios planes. Ninguno de ellos contemplaba hacerle daño. MIS PLANES FUNCIONARON. Eso esa una de las razones por las que no suelo aceptar consejos.
Mi plan era simple: detectar las situaciones que le predisponían para una conducta inadecuada y suprimirlas. Eso me obligó también a crear una atmósfera de estabilidad emocional para él... y sobre todo, me obligó a anticiparme a sus reacciones inapropiadas. Estoy muy orgulloso de mi amigo y jamás me arrepentiré del tiempo que le he dedicado o de las renuncias que he tenido que hacer en mi vida. Él me ha pagado con creces. Ellos no nos dejarían nunca tirados. Me parece miserable abandonarlos a ellos.
Detesto que le juzguen, he de advertir. A lo largo de los años, he recibido mil consejos. Sinceramente, no los necesito.
Sigue siendo un perro especial. Mientras escribo esto, se halla tumbado a mis pies. Tal vez algún día me decida a contar nuestra historia por escrito.
18 сен 2024
