Jaime Bayly relata un domingo caluroso en Madrid mientras pasea con su familia, deteniéndose en la tienda Sephora, favorita de su hija Zoe. Aprovecha la tranquilidad del lugar, sentado en las sillas de maquillaje, cuando una señora española le pide que la maquille, confundiéndolo con un maquillador profesional. Bayly declina, mencionando con humor su falta de habilidades estéticas y su aspecto desaliñado.
Describe el día relajado, típico de un domingo, donde disfrutaron de la piscina del hotel Wellington, su hogar en Madrid durante los últimos 20 años. Rememora su primera visita al hotel en 1997, cuando ganó el Premio Herralde con su novela "La noche es virgen". Resalta la atención excepcional del personal, especialmente del gerente Carlos Sánchez, y la familiaridad que sienten con el lugar.
Mencionan su próximo viaje a Ámsterdam, su primera visita en muchos años y la primera para su esposa Silvia y su hija Zoe. Bayly recuerda con cariño sus experiencias anteriores en la ciudad, planeando paseos por los canales y visitas a museos, además de considerar la posibilidad de probar la famosa gastronomía argentina en los numerosos restaurantes locales.
Reflexiona sobre la reina Máxima de Holanda, de origen argentino, y cómo esto ha influido en la presencia de la cultura argentina en Ámsterdam. También, comparte su interés por los productos de cannabis disponibles en la ciudad, aunque se muestra reservado debido a la presencia de su hija.
Bayly expresa su tristeza al despedirse de Madrid, una ciudad que siempre ha sentido como su hogar, comparándola con Buenos Aires. A pesar de sus deseos recurrentes de vivir allí, su esposa lo disuade, prefiriendo la comodidad del hotel durante sus visitas anuales. Finalmente, anticipa el viaje a Ámsterdam con ilusión y menciona su emoción por los próximos partidos de fútbol, destacando su apoyo a España y sus sentimientos encontrados respecto a los Países Bajos.
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16 июл 2024
