Demasiado emocionante el concierto, lo viví intensamente junto a mis hijos adolescentes (18-16 y 11 años) que a tan corta edad saben disfrutar de la buena música.
Se necesita una vida completa para entender el concierto de Sir Paul. Difícil explicar con palabras lo de anoche, Sir Paul está en ese casete del " A hard day's night" que escuchamos hasta rayarlo en el auto de mi papá, cuando tenía 10 años y veníamos de Santiago a ver a los abuelos a Valparaíso, está en los primeros casetes que le compré a un compañero de colegio cuando tenía 14, está en el regalo de cuarto medio, cuando se podía canjear dos casetes en la mejor "disquería" de Valparaíso y elegí sin pensarlo en los dos Past Masters (recopilatorios de 1988). Estuvo en los miles de horas dedicadas a la guitarra, para tratar de entender y sentir de más cerca toda la energía que venía desde esas canciones. Más tarde, está en el compact disc doble, “En vivo en la BBC” del 94, que el viejo trajo de regalo en un viaje de trabajo a EEUU, haciendo quién sabe qué sacrificios. Varios años después, está en un compilado de música de los Beatles para bebés que le compré a mis hijas, antes de que nacieran, y en los cientos de horas viajando entre Machalí y Valparaíso o viajes de vacaciones, primero en CDs con Mp3 y luego en Spotify, para hacer más llevaderos los tacos y la congestión. Estuvo en los 2 espectáculos más memorables que pude hacer imaginado (2011 y 2019) y finalmente estuvo anoche, donde no sólo muestra en escena toda la creatividad, genialidad y oficio de 62 años de carrera, si no, que además nos demuestra que se puede llegar a los 82 años lúcido, activo, preciso, vital y enérgico, tanto como para pensar en una próxima oportunidad de verlo. Solo agradecer a la vida haber sido contemporáneo y tener la oportunidad de disfrutar de su música de primera fuente.
Felicito a quienes asistieron aún viéndolo así me hace vibrar de emoción este gigante de la música. Desde el sur mi sentido agradecimiento por haber estado al menos en Chile.