Rafa Latorre reflexiona en 'La brújula' sobre el paso de las instituciones con el Gobierno de Pedro Sánchez, el rechazo de la querella contra el juez Peinado, las últimas novedades sobre la 'no dimisión' de Álvaro García Ortiz y la crisis migratoria en Europa.
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Que Pedro Sánchez haga el ridículo no es ya nada relevante, el problema es que se lo haga hacer a la Abogacía del Estado. No va a quedar ni una institución en pie. La semana comenzaba con el descrédito irreparable de la Fiscalía General del Estado y ahora le ha tocado a la Abogacía del Estado, embarcada en una querella absurda en la que ha actuado como el bufete particular de los Sánchez-Gómez.
La unanimidad del Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha tumbado la querella por prevaricación contra el juez Peinado que Pedro Sánchez le obligó a interponer a la Abogacía del Estado. La unanimidad es muy elocuente. Porque por unanimidad también se resolvió el auto del Supremo que investiga los posibles delitos cometidos por el Fiscal General del Estado en su persecución política de Isabel Díaz Ayuso.
Este auto, el que informa del rechazo de la querella contra Peinado es muy duro y seguro que habrá provocado sonrojo en la Abogacía del Estado, porque se trata de un cuerpo de juristas prestigiosos que no están acostumbrados a que los dejen como unos inútiles.
No hay caso Peinado, el juez está haciendo su trabajo, este sí, en la investigación de los posibles delitos cometidos por Begoña Gómez en la construcción artificial de su carrera académica.
No hay un caso Peinado, ninguna de sus decisiones encierran siquiera la sospecha de prevaricación. No hay un caso Peinado, hay un caso Begoña Gómez y es evidente que Pedro Sánchez, el Gobierno y la 'sanchosfera' casi en pleno están decididos a desmantelar todo el armazón institucional de España para defenderla.
Está siendo una semana atroz para las instituciones y miren, las personas vienen y van, nadie es providencial ni eterno, los gobiernos cambian… pero las instituciones han de prevalecer. Y el deterioro de las instituciones es profundo y quién sabe si ya irremediable.
Lo más difícil de explicar quizás sea que todo esto era previsible. Que el Fiscal General terminaría imputado en el Supremo era previsible y que el Tribunal Superior de Madrid iba a rechazar la querella contra Peinado era previsible y que dos hechos tan graves como estos sean previsibles es de lo más desalentador.
Lo primero es inédito, nunca antes un Fiscal General de Estado había sido imputado en el ejercicio de su cargo y Álvaro García Ortiz está dispuesto a perpetuar lo insólito porque no va a dimitir.
Pero es tal el disparate que les han hecho cometer a estos nobles servidores del Estado, hoy transmutados en el bufete particular de los Sánchez-Gómez, que los magistrados les han escrito un auto que es un aldabonazo para sus conciencias y para sus reputaciones.
¿Qué es lawfare?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es lawfare? ¿Y tú me lo preguntas? lawfare... eres tú. Eres tú, Pedro. Eres tú.
¿Qué dice el Gobierno? Ha enmudecido. Nosotros al menos no hemos encontrado una declaración al respecto. Si envían uno de esos susurros que se suele transmitir bajo la denominación de fuentes.
Fuentes del Gobierno aseguran: "Respetamos la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid sobre la querella interpuesta por la Abogacía del Estado en defensa de la institución de la Presidencia del Gobierno. No obstante, discrepamos de sus razonamientos jurídicos y de su argumentación".
"Y también nos sorprenden algunas manifestaciones inusuales e innecesarias para la motivación jurídica del Auto, máxime cuando la Presidencia del Gobierno y la Abogacía del Estado únicamente pretenden preservar la garantía del ejercicio de un derecho que corresponde a la institución y ver si su vulneración podría constituir un ilícito penal".
Hay una muy relevante decisión judicial que va a condicionar el rumbo de la Unión Europea. El gran centro de internamiento de Gjadër, de 70.000 metros cuadrados, seguirá vacío. Porque la justicia ha tumbado el primer intento de Meloni de deportar migrantes a Albania.
Se ha muerto un hombre sabio. Un periodista de linaje de periodistas y un hombre que nos enseñó muchas cosas. Hoy las leyendas del baloncesto se acuerdan de Víctor de la Serna, pero también los restauradores o los bodegueros y por supuestos sus compañeros periodistas y sus lectores. Sufrió un infarto a las puertas del diario que contribuyó a fundar El Mundo y ha fallecido cuatro días después a los 77 años.
De la Serna fue de todo. Y en ese todo figura una corresponsalía, la de EE.UU. Le tocó informar del Watergate. Hizo lo que pudo. Así lo contaba. En el recuerdo a Victor de la Serna.
20 окт 2024