En 1978 Premack y Woodruff (creadores de este concepto) se preguntaban si los chimpancés tendrían una teoría de la mente. En 1985, Baron-Cohen y sus colaboradores se hicieron la misma pregunta: ¿tienen los niños autistas una teoría de la mente?
La teoría de la mente es poder interpretar la conducta del otro en base a las emociones, deseos y creencias del otro como lo haría conmigo mismo, asumiendo que posee una mente que funciona como la mía.
Si bien los chimpancés tienen una teoría de la mente, como encontraron Premack y Woodruff, parecería que los autistas no compartirían esta suerte, al menos no desde los estudios de Baron-Cohen que no han hecho sino estigmatizarlos generando la falsa idea de una baja empatía, inclusive.
En trabajos iniciales se decía que los autistas tenían una "ceguera mental", hoy se habla de "déficits" en la capacidad de mentalización. Un autista interpreta la conducta de los demás en base a su propia experiencia, para él los otros tienen una mente como la suya. En este sentido, no es que carezcan de teoría de la mente sino que tienen una de tipo autista. Su empatía será autista también. Ni mejor ni peor ni deficitaria: distinta.
Convivir desde el respeto, como enseña el paradigma de la neurodiversidad, supone comprender estas dos formas de empatía, la autista y la neurotípica y no juzgarlas, aprehender cada perspectiva con el fin de tender un puente que permita expandir nuestra humanidad más allá de nuestros propios neurotipos.
12 сен 2024