A medida que se introduce más dióxido de carbono en la atmósfera, nuestro planeta se calienta. En condiciones más cálidas, se evapora más agua del océano y de la tierra, causando que las zonas más secas pierdan más agua y las zonas más húmedas reciban más lluvia o nieve. Las plantas absorben dióxido de carbono de la atmósfera para crear combustible, glucosa y otros azúcares necesarios para construir sus estructuras vegetales, a la vez que liberan oxígeno en un proceso llamado fotosíntesis. Cuando hay más lluvia, las plantas pueden absorber más dióxido de carbono. Esto se debe a que las plantas tienen unas células especiales en sus hojas (llamadas estomas) que las ayudan a reducir la pérdida de agua por evaporación. En condiciones secas, estas células vegetales tienen una abertura más pequeña para evitar perder agua a mientras absorben dióxido de carbono. Pero en las regiones húmedas, donde el aire contiene más vapor de agua, los estomas de las plantas pueden abrirse más sin perder agua y, como resultado, las plantas pueden absorber más dióxido de carbono. Así, con la combinación correcta (de temperaturas cálidas, dióxido de carbono y más lluvia), las temporadas de crecimiento se alargan; dando a las plantas un plazo más largo para la fotosíntesis. Y, como resultado, las plantas pueden absorber de la atmósfera más dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero. En el siguiente vídeo, hablamos sobre a dónde va la mayor parte del dióxido de carbono de la atmósfera y cómo estos sumideros y fuentes de carbono naturales afectan el sistema climático.
24 окт 2021
