Composición, letra, mezcla, voz y bongos: Marta de la Fuente
Bajo y batería: Jose Luis Rodríguez (amigo, cómo me gusta curro-crear contigo, y cómo valoro tu creatividad y que respetes la mía y mis ideas claras acerca de la elementalidad tribal y demás menesteres).
Trabajo de cámara: Joaquín Kenai (que siempre se apunta a un bombardeo. Gran, Gran Gracias).
Érase una vez el Bruce de “I’m on fire” que se comió un burrito en el que iban metiditos los Cardigans, Bobby McFerrin y Leonard Cohen (es un burrito XXL) y después se fue a ver a Shakira al bosque y ahí pasó lo que pasó. Así resumo esta canción diametralmente opuesta a la anterior: si “Cariño me he chalado” abría con el sol; en esta ocasión me compincho con la luna. A priori, no ha sido cosa tan premeditada, sino más bien cosa de este ajedrez intuitivo que es la creación artística: hablaba a propósito de “Cariño…” de la luz y de la sombra, y a la par, de la hermosura del BAILAR. Retomo por ahí.
Bailar es una de las actividades más espirituales y liberadoras que existen, porque, como pasa con el cantar, no hay intermediarios, son independientes de cualquier agente externo, nos basta con lo que Dios nos dio y nos da para poder ofrecérselas al mundo, porque bailar, se tenga o no pareja, siempre baila uno con el mundo.
Quiero dedicarle esta canción en primer lugar a mi paterna abuela Angelines a la que cuando era pequeña sentaba en mi cama y la tía enrollada aguantaba horas y horas mientras yo le daba al volatín y luego invariablemente cuando le preguntaba “¿Abuelita, te ha gustado?”, me respondía “¡Bueno! ¡Cómo!”. Una tipa especial mi abuela, vaya que sí. A ella la primera, y también a las mujeres de todo el mundo dedico esta canción.
Durante demasiados años se nos ha impuesto un pudor culpable acotador, entre otros aspectos, de nuestra sensualidad y nuestra sexualidad. Desde tiempos inmemoriales, el arte y la narrativa popular nos ha representado enroscadas en parras, tentando con frutos prohibidos, poniendo al mundo en un señor aprieto por la manifestación de nuestra libido. Y francamente es una posición injusta y desacertada si tenemos en cuenta que lo que tan a menudo se está condenando es la expresión eminente de amor, de pulsión y de belleza. Por eso, desde esta pieza animo a todas las mujeres que lo vean a que, a su manera, porque cada una tiene la suya particular y única, abracen su sexualidad y su sensualidad sin cortapisas y con convicción, sabiendo de que se trata de algo bueno, fuerte y valioso de lo que estar orgullosas.
Doblemente, me sale rodada otra reivindicación. Se me van los dedos y no lo puedo ni quiero evitar. Fui consciente solo hace un par de días que se estaba aproximando el sex(t)o aniversario de una fecha particular en mi almanaque. Hoy 28/08 del 17 en su madrugada transitoria al 29/08 fui violada por un tipo que tenía los arrestos de llamarse Sunny el primer día que puse el pie en Nepal. Cuando volví en sí del trance por la burundanga que me había echado en la cerveza, la cual al parecer, gracias a Dios y a la nausea, no digerí bien, no sé de dónde saqué la fuerza para armarle el griterío que le armé y empezar a darle la somanta palos que le di, pero así fue, y de nuevo gracias a Dios, me zafé de él. Era la mano derecha de un funcionario al que conocí cuando estampé el pasaporte esa misma tarde en el consulado. Con esas credenciales, fui consciente de que la mejor batalla que podía librar en aquella situación era levantarme y seguir mi camino. Y eso fue lo que hice. Un hijo puta no iba a arruinarme mi viaje. Y no lo hizo porque fue un viaje mágico. Me encantaría poder decir que este ha sido el único episodio de abuso sexual que he vivido en mis años, pero decirlo sería faltar a la verdad. Y hoy no es ese día. En cualquier caso, lo que quiero decir es que siempre he salido adelante echándole faldas a la vida. Y digo faldas y no pantalones, porque echarle faldas a la vida es otra clase de coraje que nace del coño y del corazón de la mujer, del coÑazón, decía en un guion que escribí recientemente.
¿Por qué cuento esto hoy? Por mí misma y por mi coÑazón, eso siempre lo primero. Tiendo a ser una persona bastante reservada en mi trato pero como creadora, el alma me pide exteriorizar lo que llevo dentro, al menos, algunas partes definitorias, porque me hacen entender de dónde vienen mis ideas y estados, me hacen conocerme mejor. Con cada cual funciona distinto, algunos se psicoanalizan, otros parten la pana en el gimnasio, otros le pegan a la botella, o al frasco de sales (una pena esto, una pena), a otros les da por el punto de cruz, cada loco con su tema, pero a mí siempre me han ayudado el arte y el mar a lamerme las heridas; recientemente Nena también les da besitos. Y qué besitos.
Así que, por amor al arte, a la vida, a Nena, a mi abuela y todas aquellas personas que se sientan mujeres, esto es, a Las Mujeres, va este vídeo. Para que siempre recordemos lo bello y lo bestio que hay dentro de nosotras.
27 авг 2023
