Voz, guitarra eléctrica, kazoo, pandereta, caja china, composición, letra y mezcla: Marta de la Fuente
Batería, bajo: Jose L. Rodríguez
Lo que me gusta de la Navidad es que siento el aire como más ligero, se podría justificar que es por la jarana o por los chutes de azúcar, pero también creo que tiene que ver con que esta época del año trae consigo una ilusión que nos devuelve algo de niñez.
Me encanta reír y hacer reír, porque la risa es una eficacísima forma liberación y no se me ocurren seres más libres que los niños y los animales. Voy a barrer pa casa. Observar a un perro jugar con otro sin descanso, sin ningún tipo de pudor o atadura, es algo a lo que nosotros como especie solo estamos próximos en nuestros primeros años de vida. “Dance Kazoo” es la gamberradilla que se me ha ocurrido, por supuesto para festejar las navidades, pero también para reivindicar nuestro lado más puramente salvaje, porque quiero creer que si conectamos con él, seremos capaces igualmente de conectar con seres que lo llevan por bandera, como son los niños y los perros. En particular me preocupan los perros, entre otras cosas, porque no se transforman en adultos como les pasa a los otros.
Y digo yo. Tanto chip, tanta correa, tanto mecanismo de control para encadenar a una especie que si por algo ha suscitado nuestra admiración es por su maravillosa libertad, por su fascinante manera de agarrarse al presente y por ser, simplemente ser. Tener un perro todo el día sometido a la conveniencia de nuestro dudoso civismo es como echarse un amante de goma. Una mierda, vaya. Lamentablemente, el sistema pretende hacer con los perros lo mismo que hace con los críos: contagiarlos de los miedos que ha zurcido para el traje colectivo humano, a través de sus responsables, o lo que se tiende a llamar “dueños”. Gracias a Dios, no todo el mundo se deja amedrentar, sin embargo me doy cuenta de que se suele tener mucha más consideración con las limitaciones de otros que con la luz que emana el ejercicio de la libertad. Ejemplo: pongamos que una persona con miedo a los perros pasa al lado de un perro que está tan alegre jugando a su bola y el señor o señora de turno te exige que lo ates de inmediato. Yo siempre me niego, porque soy de la opinión de que es la persona quien debe gestionar su miedo y dejar al perro jugar en paz, ya que su felicidad sí que inspira la de otros, mientras que el miedo hace todo lo contrario. Puede parecer radical, pero en este mundo que hemos montado los perros necesitan de algún abogado. Sí, podéis llamarme Perri Mason. JÁ.
Además de esto, “Dance Kazoo” es una protesta contra la autoridad, porque con esto de convivir con un perro me doy cuenta de lo cuadradas que tienen las cabezas tanta gente encargada de la preservación de “la ley y el orden”. Estoy hasta la coronilla de vérmelas con la policía local por defender el derecho de los perros y en particular el de Nena a ir tan sueltos como las personas. Lo que me sorprende es darme cuenta de que existe gente, tanto uniformada en el cuerpo como uniformada en la cabeza, que se cree acreedora de una dignidad superior por el mero hecho de ser humanos. Como si los perros fueran seres de segunda. Qué rápido se nos han olvidado los años en los que teníamos que ponernos a salvo porque venía un mamut en plan apisonadora. Creo que es muy importante procurarse un poco de perspectiva y tomar conciencia de que aquí en la Tierra solo somos invitados, y tan invitados como los perros, quienes de hecho tienen más papeletas para quedarse más tiempo en ella al ritmo que vamos.
Pero venga levantemos un poco el ánimo, para concluir. Cada vez veo más perros sueltos por Aguadulce, donde vivo, y eso me hace muy feliz, porque es como tiene que ser. Adoro mi país pero en eso España va muy a la cola de otros lares de mente más abierta en este sentido. El perro desciende del lobo y ya bastantes concesiones ha hecho para seguir siendo nuestro mejor amigo. Es hora de entender con quién compartimos techo cuando vivimos con un perro, esta comprensión nos traerá ventajas, seremos más niños, seremos más libres.
Y claro está, FELIZ NAVIDAD A TODOS. Os las deseo muy salvajes.
Nena también manda mordisquitos de mazapán.
PD:
Quiero dar las gracias como siempre a Jose por animarse a los proyectos artísticos que le planteo; a Joan Aispuro y sobre todo al bueno de Alvarito Ros, por su gran ayuda con la cámara; a la familia Winter y en especial a Esperanza por siempre apoyarme en todos mis circos cediéndome su casa; a los chicos de Optimus Ink Tattoo, Marius y Andrei; del ilustre Stella Maris, el colegio de mi adolescencia que ha servido de escenario de este vídeo, a su directora Carmen y al amigo Luis; y por último a la pequeña Leire de Vícar que me ayudó a inflar el muñeco y a filmar la toma del colutorio, suyo es ahora el gorro de mi amado de goma. Gracias a todos por hacer este vídeo posible, por toda la ilusión que habéis puesto, porque sin darnos cuenta nos ha hecho a todos un poco más niños.
23 дек 2023
