🔷 El Grupo C acaba de ser enterrado y las carreras de 1994 tienen un futuro muy incierto. Al igual que otros muchos fabricantes, Toyota decide aferrarse a lo que buenamente parece comenzar a acaparar éxito en las pistas; las carreras de GT. Sin embargo, ciertamente los esfuerzos de fábrica de los japoneses en esta ocasión, estuvieron a medio gas. Vagamente trataron de modificar un Supra GT500, para adaptarlo al nuevo reglamento GT1, para después simplemente diferenciarle con el apellido LM. Fue un fracaso.
🔶 Posteriormente volvieron a tomar el mismo camino, esta vez recurriendo a la base del MR2 para que SARD desvelara el MC8-R. Bueno, (Sigma Advanced Racing Development) era un equipo de carreras y preparador japonés alineado con la Toyota oficial. En resumidas cuentas, el MC8-R era un MR2 muy modificado y armado con un V8 biturbo de 4.0 litros debajo del capó. Declaró 600 cv, y realmente lucía bien, pero en 1995 y 1996 casualmente tuvo que enfrentar a una de las competencias más duras que Le Mans había visto jamás, con lo cual, también fracasó.
🔷 Con la llegada de las nuevas reglas de la clase GT1, se exigió que tenía que existir una versión de calle de cualquier coche registrado en la categoría, pero en este caso, los textos eran bastante imprecisos en cuanto a la cantidad de unidades y la fecha límite de presentación. La confusa situación fue el resultado de una reorganización a gran escala en las carreras de resistencia internacionales. La clase GT1 se transformó brevemente de una competición que mutaba entre versiones de carreras de deportivos de fábrica, como previamente había sido la BPR, a prototipos construidos expresamente para competir, y que serían homologados para carretera, únicamente por obligación del reglamento. Este fue el caso, por ejemplo, del Porsche 911 GT1 o del Mercedes CLK GTR. Y es ahí donde Toyota quería entrar.
12 сен 2024