Cómo cambiar el tipo de una hipoteca de variable a fijo
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Si estás pensando en comprarte una casa y necesitas pedir una hipoteca, una de las primeras preguntas que te habrás planteado es si te conviene más el tipo fijo o el variable. Ahora bien, tomar una decisión no es fácil porque el mercado pasa por un momento delicado:
• Por un lado, el euríbor - que se usa para calcular el interés que pagarás con una hipoteca variable- ronda ya el 1% y parece que continuará subiendo de ahora en adelante.
• Y, por otro, las hipotecas fijas son cada vez más caras: de media, su interés ronda el 2,14%, cuando hace solo un año se situaba en el 1,49%.
Para ayudarte a que tomes la decisión más adecuada, en Kelisto te damos todas las claves para que puedas elegir entre hipoteca fija o variable.
¿Qué diferencia hay entre una hipoteca fija y variable?
La principal diferencia, como ya imaginarás, tiene que ver con el interés que te cobrarán: con las hipotecas fijas siempre pagarás el mismo, mientras que con las variables, este cambiará con el paso del tiempo.
El motivo es que, en una hipoteca variable, el interés se calcula sumando el euríbor a un diferencial, que es un porcentaje fijo que establece cada banco. De forma periódica -normalmente cada año o cada seis meses- tu banco revisará el nivel al que se sitúa el euríbor, lo que hará que el interés que pagas cambie y que, por tanto, tu cuota pueda subir o bajar.
En cambio, con una hipoteca fija, tu banco establecerá un interés que no cambiará en toda la vida del préstamo.
¿Hay otras diferencias que deba tener en cuenta?
Sí, pero son algo menos importantes. Por ejemplo:
• Con las hipotecas variables pagarás lo que se conoce como “interés fijo de salida”: es decir, durante los primeros 12 o 24 meses, tu banco te empezará aplicando un interés fijo, y terminado este período, ya te aplicará el variable.
• En las hipotecas variables, puedes encontrar ofertas con un plazo de amortización de hasta 40 años, mientras que en las fijas es muy raro que se superen los 30.
• En las hipotecas fijas, además, es habitual que un mismo banco te cobre un interés distinto en función del plazo de amortización que elijas; en cambio, esto no pasa con las variables.
• Por último, el límite de la comisión por amortización anticipada es distinto en las hipotecas fijas y en las variables. Este cargo es que el te cobrarían si devuelves parte o toda tu deuda antes de tiempo y siempre que eso suponga una pérdida financiera para la entidad. En ese caso, con una hipoteca variable nunca podrán cobrarte más de un 0,25% durante los tres primeros años (y nada a partir del cuarto), o de un 0,15% durante los cinco primeros años y nada a partir del sexto. En cambio, con una una hipoteca fija el tope será de un 2% durante los 10 primeros años y de un 1,5% durante el resto de la vida del préstamo.
¿Me interesa más una hipoteca fija o variable?
Es la pregunta del millón y lo cierto es que no existe una respuesta única para todo el mundo, sino que cada consumidor debe elegir lo que mejor se adapte a su perfil. Para ello, es fundamental contestar a 2 preguntas:
• ¿Qué aversión tengo al riesgo? Es decir, ¿me merece la pena contratar una hipoteca que inicialmente es más barata, pero con el peligro de que el euríbor suba y, con ello, también suba mi cuota? ¿O necesito mucha más seguridad?
• La segunda pregunta es la de ¿qué % de mis ingresos representa la cuota de mi futura hipoteca? Si está muy cerca del 30-35% que se recomienda como tope, será recomendable optar por una fija, porque mis finanzas personales no “soportarían” una subida del euríbor.
Y si ya tengo una hipoteca variable, ¿podría cambiar a una fija?
Sí, y para ello tienes 3 opciones:
• La primera, hacer una novación: es decir, negociar con tu banco actual un cambio de condiciones que te permita pasar el tipo variable al fijo.
• La segunda, hacer una subrogación, es decir, llevarte tu hipoteca a otro banco y aprovechar ese cambio para pasar del tipo variable al fijo.
• Y la tercera, cancelar tu préstamo actual y abrir uno nuevo. En realidad, esta es una opción que algunos bancos ofrece a sus clientes cuando no quieren efectuar una subrogación tradicional.
A la hora de elegir, ten en cuenta que la opción más barata siempre es la novación. Sin embargo, los bancos no siempre están dispuestos negociar con sus propios clientes. Por eso, plantearte una subrogación siempre es una alternativa que deberías mantener entre tus opciones.
31 июл 2022